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domingo, 2 de agosto de 2015

Vida y obra de José Félix Ribas



José Félix Ribas y Béthencourt Herrera y de las Mariñas (Caracas, 19 de septiembre de 1775 - Tucupido, Guárico, 31 de enero de 1815) Fue un ilustre militar venezolano, General en Jefe y prócer de la Independencia de Venezuela.

Primeros años

Nació el 19 de septiembre de 1775 en Caracas, cuando la ciudad formaba parte de la Capitanía General de Venezuela , área administrativa del Imperio Español. Fue el último de once hijos de una distinguida familia caraqueña fundada por don Marcos José de Ribas , y por doña Petronila Herrera de las Mariñas Mesones pertenecientes a la oligarquía criolla de la época colonial. Su padre nativo de la isla de Tenerife (Islas Canarias,España) , fue Regidor y Alcalde Ordinario del Ayuntamiento caraqueño. Era hermano del teólogo Francisco José Ribas. Se casó el 1 de febrero de 1796 con María Josefa Palacios Blanco Gil de Arratia y Herrera, tía de Simón Bolívar.
Fue alumno del Seminario de Caracas.

Vida militar

Comenzó la carrera de las armas a favor de la independencia como coronel y jefe del recién creado batallón de Milicias Regladas de Blancos de Barlovento. En 1812 participó en la campaña contra Domingo Monteverde bajo las órdenes del general Francisco de Miranda quien lo envió con su batallón a reforzar al coronel Juan Pablo Ayala

Muerte

Ribas fue capturado por los realistas en los alrededores de la ciudad de Valle de la Pascua, en la ciudad de Tucupido (capital del Municipio que lleva su nombre en el estado Guárico) y su sobrino y criados ajusticiados en el acto. El Justicia Mayor de Tucupido, Lorenzo Figueroa Barrajola quien reclamó al prisionero como suyo, ordenó su muerte el 31 de enero de 1815. Ese día, en Tucupido, su cabeza fue cortada y freída en aceite para luego ser llevada a Barcelona y Caracas.

Vida y Obra



El período de las Guerras de Independencia que dio lugar a la creación de las naciones latinoamericanas, está lleno de páginas memorables, tales como Ayacucho, Carabobo, Junín o Boyacá. Fueron grandes acciones que cambiaron el rumbo de la historia y sirvieron para traer la noción de libertad a las emergentes Repúblicas del continente americano.
Existen otras fechas, no tan conocidas, pero no por ello menos importantes. Ejemplo de ello es nuestro 12 de Febrero o "Día de la Juventud". Este día conmemoramos los venezolanos una de las acciones militares más brillantes de la emancipación americana. Una fecha para recordar la valentía y el coraje de un grupo de seminaristas y estudiantes de la Universidad de Caracas, quienes no teniendo ningún conocimiento militar, derrotaron en la población de La Victoria a un batallón realista que les superaba tanto en experiencia como en número. No imaginaban aquellos imberbes la inmortal página que su gesta inolvidable habría de escribir en los libros de la historia venezolana. El inspirador de esta hazaña, vital para detener la avanzada del ejército español, fue José Félix Ribas.
Sin embargo, los méritos de este prócer de juventudes no se limitan a aquella célebre batalla. Desde muy joven, Ribas se apasiona por las ideas libertarias provenientes de Europa, llegando a ser uno de los organizadores del movimiento independentista que condujo al 19 de abril de 1810. Más aun, Ribas llegó a ser uno de los más cercanos colaboradores del Libertador Simón Bolívar. Sólo su temprana muerte, producto de una traición, pudo detener el impulso indoblegable de este forjador de libertad.
Es importante mencionar que, José Félix Ribas Herrera nació en Caracas el 19 de septiembre de 1775. Su familia era de las más distinguidas en la Caracas Colonial, siendo José Félix el menor de ellos. Recibió una excelente educación, incluso fue alumno del Seminario que más tarde sería parte vital en la famosa batalla de La Victoria. Sus padres fueron Marcos Ribas y Bethencourt y Petronila Herrera Martínez. El 1 de febrero de 1796 contrajo matrimonio con María Josefa Palacios, tía de Simón Bolívar. Este hecho lo convirtió en tío político del futuro libertador de cinco naciones. Estudió en Caracas y en sus primeros años de vida sintió inclinación por ser religioso de la orden de los Franciscanos, pero pronto desistió de la idea y se dedicó al negocio de la agricultura.
Poco tiempo después, en 1808, se forma en Caracas un grupo de valientes criollos convencidos de la idea de preparar un plan de Independencia. Como militar de carrera, Ribas era un hombre sospechoso para la corona española. Durante casi tres años no recibe cargo correspondiente a sus méritos y aptitudes. José Félix Ribas era, en efecto, apasionado partidario de la revolución y uno de los primeros en la prédica y en el ejemplo. El movimiento, sin embargo, es descubierto y muchos de aquellos jóvenes son apresados. En los interrogatorios, declaran que iba a la cuadra de los Bolívar "a divertirse". Esa era la excusa que debían dar a la férrea vigilancia de las autoridades españolas los jóvenes pardos para justificar aquellas reuniones nocturnas y sospechosas. Lo que ocurría era que la sociedad caraqueña se enteraba que las monarquías europeas estaban en crisis y que existían formas de gobierno más justas e igualitarias. La Revolución que derrocó a la monarquía francesa y proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) y la Independencia de los Estados Unidos (1777) fundamentan indudablemente los antecedentes de la Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía, fundada en Caracas en 1810. La Junta decretó la libertad de comercio, suprimió los derechos de exportación, eliminó el tributo indígena y prohibió la introducción de esclavos, la cual estuvo encabezada por Juan Germán Roscio, Miguel José Sanz, Cristóbal de Mendoza, Fernando Peñalver y José Ángel de Álamo. Al decir de uno de sus miembros, la Sociedad era "alta montaña de la santa demagogia"
El 19 de Abril de 1810, escogido ese día para la movilización, "José Félix Ribas se multiplicó por calles y cuarteles, animando en medio de la muchedumbre incierta, venciendo resistencias tímidas, pero embarazosas, esforzando a los débiles, llenando los pechos de su osadía y entusiasmo". Su actividad y reconocido patriotismo lo llevan al Ayuntamiento. Al ser depuesto el General Emparan, fue miembro de la Junta Suprema que se organizó para gobernar a Venezuela.
En octubre de ese año, como líder de los pardos caraqueños, organizó una protesta pública por el asesinato cometido en Quito (Ecuador), el 2 de agosto de 1810, de 28 patriotas por parte de las autoridades realistas. En esta segunda movilización importante del año, Ribas conducía la masa de la casa del Ayuntamiento a la plaza pública. La marcha la presiden José Félix Ribas y sus hermanos. El Dr. Francisco José Ribas tomó la palabra y a nombre del pueblo exigió de los miembros del gobierno una política decisiva, la expulsión de los "españoles equívocos" y medidas enérgicas de seguridad. La Junta Suprema prometió en adelante más celo y vigilancia para con los intereses públicos, y ofreció acordar honores fúnebres a las víctimas del trágico incidente. Ribas siguió organizando a la gente, poseedor de un ascendiente sobre la población, se convierte en uno de los primeros defensores de la clase de "pardos". En sus discursos condenaba la indecisión del gobierno. Por esas razones, la Junta Suprema decide expulsar de Venezuela con destino a Jamaica, a los hermanos Ribas y a otros revolucionarios, por espacio de cinco meses.

A su regreso en abril de 1811, se le encomienda su primera tarea militar: la creación del batallón de Milicias Regladas de Blancos de Barlovento, con el grado de coronel. En 1812, durante la campaña contra Domingo de Monteverde, Ribas se encontraba bajo las órdenes del general Francisco de Miranda. Es enviado con su batallón en refuerzo del coronel Juan Pablo Ayala, quien defendía el Portachuelo de Guaica. De allí pasó a Caracas en calidad de comandante militar de la ciudad, en sustitución de Juan Nepomuceno Quero. Después de la caída de la Primera República, escapa con Bolívar a Curazao, en su segundo exilio en menos de dos años. De allí, partieron a Nueva Granada. En esas tierras, Bolívar organiza la famosa Campaña Admirable, que culminará exitosamente con la conquista de la ciudad de Caracas.
Una de las victorias más contundentes de Ribas se presentó en la Batalla de Vigirima, contra el general español Salomón, el 25 de noviembre de 1813. Dos d ías antes llega Ribas a Guacara, obedeciendo al llamado de Bolívar, con 500 soldados de infantería, muchos de ellos estudiantes y 200 jinetes al mando del excéntrico Coto Paúl. Junto con la gente de D'Elhuyar y las tropas de Gogorza y Villapol, sumarían 2.000 infantes y 300 caballos. D'Elhuyar empieza el combate sobre la izquierda mientras Ribas ataca el centro; la pelea se generaliza pero sin resultados efectivos. Salomón no se mueve de su posición. El 25, D'Elhuyar consigue forzar la izquierda realista, mientras que Ribas y Bolívar atacaron el centro. En la tarde habían desalojado a Salomón quien se retiró hacia Puerto Cabello.
La tropa convocada por Ribas estaba compuesta por estudiantes, agricultores, gentes de toda condición, animadas por el heroísmo de Ribas, quien en persona, con gravísimos riesgos para su vida los guió al combate, suben los riscos, soportan el fuego y llegan a las posiciones de Salomón, haciéndole huir. El Libertador encargó del Ejército a Ribas, con la orden de estrechar el sitio de Puerto Cabello. El 8 de enero de 1814, pudo apoderarse de algunas obras exteriores. Puente de Afuera y las baterías de San Luis y el Trincharen. Sin más recursos, Ribas vuelve a Caracas de donde sale con 800 hombres a disputar los Valles de Aragua al tirano Boves. Caracas amenazada desde el Tuy por Rosete y desde La Victoria por Boves, quedó al mando de Arismendi, quien con drásticas medidas trató de limitar los efectos del avance realista.
De igual manera, por instrucciones del Libertador, Ribas tenía la misión de defender la entrada a Caracas, y ante el estado desastroso de sus tropas, organizó como soldados lo único que tenía disponible, como eran los 800 estudiantes de la Universidad de Caracas, jóvenes inexpertos en el uso del fusil, y con ellos unidos a los soldados, todos en total no pasaban de mil 500, marchó a La Victoria para enfrentarse a las tropas realistas, que tenían aproximadamente 2 mil 500 hombres. El nerviosismo y el miedo se habían apoderado de los jóvenes que por vez primera empuñaban una lanza, un rifle o una espada, cuando en el horizonte ven la nube de polvo que viajaba junto con las tropas de Boves. La carga enemiga se aproxima, mientras los jóvenes estudiantes invocan sus oraciones al cielo ante la muerte inminente. Ribas se dirige a los muchachos con palabras efervescentes de patriotismo:
"Soldados: lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves... Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo patrio; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que ha de ser memorable, ni aún podemos optar entre vencer o morir: necesario es vencer… Viva la República"
Ribas llegó el 10 de febrero de 1814 a La Victoria, espantando a los realistas que la ocupaban. La población en su mayoría, temerosa de las crueldades de Boves y de la inminente lucha, había abandonado sus casas y marchado hacia Caracas. El 12, a las 7 a.m. se presentaron las tropas realistas y a las 8 a.m. se generalizó el combate. Morales ejercía el mando realista por estar Boves herido; tenía unos 4.000 hombres, 1.800 eran fusileros y el resto, lanceros. Su artillería, cuatro piezas. Encarnizada por ambos bandos, la caballería cargo 9 veces contra las defensas patriotas siendo igual número de veces rechazada con enormes pérdidas en defensores y atacantes.
Tras 9 horas de agobiante lucha, extenuados y a punto de rendir armas ante una nueva arremetida realista, los heroicos jóvenes recibieron un aliento inesperado. Desde lo alto del campanario de la iglesia alguien divisa un contingente de jinetes acercándose por el camino de San Mateo. 220 hombres al mando de Campo Elías se lanzan sobre las líneas realistas rompiendo el cerco, Ribas y los suyos abandonan las defensas y cargan con furia inaudita sobre los destacamentos de Morales. Y así una jornada que parecía ser aciaga para las armas republicanas se trocó en victoria inmortal. Más de un centenar de jóvenes perdieron su vida en esta memorable acción.
Si algún Jefe ha estado a la altura de su misión, ninguno como Ribas en La Victoria; sobreponiéndose a todos los peligros, oponiéndose con el fuego o el arma blanca a los ataques enemigos, atacándolo a su vez, sin reposo ni cuartel inutilizó la superioridad numérica enemiga con un sabio uso de la defensiva. En la tarde, a las 4:30, una polvareda por el camino de San Mateo y la vacilación del enemigo, le anunciaron el arribo de refuerzos.
Dispuso Ribas una salida al mando de Mariano Montilla para ayudar a la entrada del destacamento auxiliar. Los gritos de "Campo Elías, Campo Elías!" en las filas españolas identificaron al Comandante de las tropas auxiliares y esparcieron en aquéllas, desasosiego, transformado por el choque en temor. A las 5:30 p.m., los realistas levantaron el cerco y en desorden se retiraron no sin antes abandonar algunas tropas cercadas por los independientes en las calles adyacentes a la plaza. Ribas ordenó a Montilla y a Campo Elías perseguir a los desmoralizados realistas. El 13 de febrero, algunas tropas de Boves y de Morales amenazaron un retorno, pero fueron batidas en Pantanemo por el incomparable Campo Elías.
Al día siguiente, como estímulo a la juventud que se inmoló en La Victoria, el Libertador otorgó al hijo de José Félix Ribas, de apenas tres años de edad, el título de "Capitán vivo y efectivo de Infantería de Línea, con el goce de sueldo de tal desde hoy, y con la antigüedad del día en que empezare a hacer el servicio". El capitán Ribas Palacios apenas tenía tres años de edad, ya que nació el 14 de febrero de 1811. Ese mismo día, el Libertador, que estaba en Valencia, tituló a José Félix Ribas "El Vencedor de los Tiranos en La Victoria".
Defendiendo su ciudad natal de la invasión de Rosete prosiguió su marcha con unos mil hombres y sin ánimos para atacar Caracas, quedó en Charallave. Ribas dejó en La Victoria una pequeña guarnición y luego de enviar auxilios a Bolívar, marchó a Caracas para seguir sobre Rosete; llevaba unos 700 hombres.
Cocuizas una avanzada realista y detiene su marcha de reconocimiento, permanece a la expectativa y regresa a Caracas de orden de Bolívar. El 6 de julio, Bolívar y Ribas derrotan en Antímano a una columna realista. En la noche en una Junta de Guerra, sus amigos querían hacerlo nombrar Jefe Supremo… Moción que fue descartada y Bolívar de nuevo recibió el encargo de "salvar la Patria". Decide la emigración y más de 20.000 personas marcharon a Oriente en la esperanza de salvarse de Boves -7 de julio de 1814-. Ribas parece haberse opuesto al abandono de la capital y dicen que gritó a Bolívar: "Simón, Simón, deja reparar los males que has hecho!".
Derrotados los patriotas en Aragua de Barcelona, pierden la cohesión, la disciplina y hasta el principio del objetivo. ! Cada uno o quiere mandar o ver por su vida! En Cumaná, Mariño convocó a reunión y se dispuso a partir por Güiria; las tropas que quedaban, al mando de Ribas salieron para Cariaco. Mariño había perdido el primer puesto de Oriente. ¡Y a Bolívar lo suplantaba su fogoso tío!. De nuevo repitieron (ahora aumentado por la reunión realista) el error de lanzarse al combate sin unidad de mando, sin unidad de criterio, con una oficialidad desorientada por aquel continuo discutir y disminuidos en número.
Por último, Ribas fue capturado por los realistas en compañía de un sobrino y de un criado. Los había delatado un esclavo de nombre Concepción González. El Justicia Mayor de Tucupido ordenó su muerte el 31 de Enero de 1815, luego de grandes vejaciones. La cabeza frita en aceite fue enviada a Caracas, fue colocada en la Puerta de Caracas (donde aún se conserva) dentro de una jaula. El hombre que delató al Mariscal de Campo José Félix Ribas y "vencedor de los tiranos de La Victoria", Concepción González sobrevivió, huido en los montes, hasta comienzos de la Guerra Federal, cuando una guerrilla del General Zamora lo tropezó. El Jefe al reconocerlo dijo: ¡"ah caráa… Concepción… vamos a arreglar el asunto del General Ribas…! Y lo hizo ahorcar.


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